Ana Karen y Karina Montes de Oca son dos hermanas que pasan las vacaciones de verano armando libretas escolares. Las nutren con las hojas de las que sobraron en el ciclo escolar y les dan una “pulidita”. Son parte del Hospital de Libretas que hay en Toluca.
Desde 2017 comenzaron a crear libretas a partir “de las sobras” de otras. Su madre les enseñó a seleccionar las hojas, verificar que pudieran agruparse, coserlas o ponerles espiral metálico, arreglar las pastas y hasta forrarlas para mejorar la presentación.
“Todo fue en familia, mi mamá se dio cuenta de que nos habían sobrado muchas hojas en nuestras libretas, entonces dijo ‘¿por qué no, entre todas, juntamos esas hojas que aún están limpias y hacemos nuevas libretas para ustedes?’, empezamos a hacerlo y vimos que sacamos como 10 libretas y nos animamos a llevarlo a algo un poquito más grande”, comentó Karina.
Entonces comenzaron a pedirle a familiares que también les donaran útiles escolares del ciclo que terminaba y vieron que era una ventana de oportunidad para ayudar a las personas de escasos recursos con una perspectiva ambientalista.
De vacaciones de verano a un hospital de libretas
En su casa, el comedor se convierte en área de trabajo, toman el material donado, le quitan el espiral, lo hojean en búsqueda de hojas rayadas. Cuando encuentran 90 o 100 que están listas para usarse, le dan forma a una nueva libreta.
“Si las pastas no están muy dañadas, tratamos de dejarlas lo más presentables posibles, si sí lo están, hay que forrarlas, hay que ponerles contact, hay que darles más tratamiento. Igual con los hoyos, si están muy dañados se tienen que coser, si no, se les puede poner un espiral”, relató Ana Karen.
Por cada uno de los cuadernos escolares se tardan un promedio de 20 minutos, pero hay años en los que llegan a hacer hasta 200. Para este ciclo escolar 2023-2024, temen, los números serán bajos, tanto por la falta de donaciones como por la de beneficiarios.
Las hermanas han tomado la iniciativa de mantener el Banco-Hospital de Libretas para ayudar a los habitantes de comunidades de escasos recursos en Toluca, incluso las han donado a familiares de pequeños con cáncer para dar un alivio a la economía familiar en temporada de regreso a clases.
“No es tan fácil, muchas veces nos han contactado y cuando vamos al lugar nos damos cuenta de que los niños tienen celulares, muchos juguetes o cosas que realmente una persona con necesidad no podría costear. Encontrar a quién donar no es tan sencillo, hemos optado por dar vueltas por las calles, pero no tenemos auto”.
Lo mismo pasa con los donantes, las contactan y pasan los días sin que se concrete la entrega de los útiles escolares de años pasados. Eso sí, los materiales con los que trabajan son de reuso, no invierten dinero en la actividad, sólo sus vacaciones de verano.
Pese a todo, las jóvenes están esperanzadas en que, conforme se acerque el regreso a clases, puedan recibir más útiles escolares viejos y darles una nueva vida para aliviar la economía familiar de personas de bajo recursos.
Este año se proyecta que, en promedio, los padres de familia de más de 3 millones de estudiantes de nivel básico gastarán en promedio 2 mil pesos por cada hijo, esto pese a la entrega de útiles escolares que hace el gobierno del Estado de México.