Cada pieza de madera que toma Víctor en sus manos, la convierte en un juguete tradicional mexicano y en parte de una herencia de tradiciones en el torno en medio de virutas. Él, como los casi 400 artesanos del municipio de San Antonio La Isla le hacen frente al embate de la tecnología y los juguetes chinos.
Artesano desde hace más de 40 años, asegura que su vida la ha dedicado a difundir los juguetes de madera porque no sólo son un objeto de esparcimiento, sino que un balero es también didáctico, lo mismo una pirinola, un trompo, un ábaco o un títere.
Sus ojos reflejan que su alma es aún de niño. Su emoción en la sonrisa cuando toma la cuña, lo confirma. Todos los días se para junto al torno en el lucha para que las creaciones de este municipio del Edomex sigan viajando a otros estados a despertar la ilusión y la mente de las y los infantes.
“Mi padre me enseñó a elaborar el juego de ajedrez, que era con lo que yo empecé, yo no trabajaba la madera, yo trabajaba el cuerno y el hueso y ya después mi padre empezó a hacer juguetes como carritos y eso, luego hubo compañeros aquí que me enseñaron a tornear la madera, gracias también a ellos”.
Juguetes tradicionales vs la tecnología
Los años entre virutas y el torno, le han permitido ver a don Víctor cómo el interés de las infancias ha ido cambiando, de los juguetes tradicionales mexicanos han migrado los gustos hacia todo lo que funcione con pilas.
“Yo creo que los Reyes Magos quieren regalar teléfonos, tablets, y eso, sin saber que eso es dañino para los niños y nuestros juguetes ¿qué crees? Son didácticos, yo le digo a muchos ‘es cultura’, tener un balero es cultura’ porque te tienes que enseñar a jugarlo, el trompo igual, o sea todos los juguetes que hacemos, no nomás los hacemos porque es un balero, no, tiene una función, tiene una función y la verdad créeme que, si entendiéramos todos los adultos, a los hijos ya no les compraríamos esos juegos”.
El mercado chino y los videojuegos se han convertido en el rival a vencer para los artesanos, quienes defienden su oficio pese a los costos de la madera, pues en los últimos dos años se encarecido hasta en 130%.
“La madera que antes conseguíamos en 100 pesos, ahora nos cuesta 220, 230 pesos y ya no es de excelente calidad, ya es como de segunda, entonces nuestros productos artesanales los tenemos que hacer con más esmero para que queden de primera calidad”, añadió son Víctor López.
Tradición en riesgo
En su pequeño taller, ubicado en la calle Mariano Abasolo en San Antonio La Isla, el color de la madera le recuerda a Víctor que cada pieza que tornea, es el legado de una tradición artesanal que corre riesgo de dejar de ser sustento de cientos de familias.
“Necesitamos que nos apoye la gente en venir a comparar a San Antonio La Isla porque créemelo que que sí lo resentimos, a comparación de otras fechas, no se compara la temporada que estamos viviendo, está muy bajo, muy baja la venta”.
Destacó que incluso pedidos que se hacen desde otros estados se les han caído, por lo que sólo les queda confiar en que este 6 de enero, muchos niños y niñas van a pedir un juguete de madera.
Piden ayuda a Los Reyes Magos
Con la meta puesta en hacer perdurar los juguetes tradicionales mexicanos, Víctor invitó a los Reyes Magos a que se den una vuelta por los talleres de San Antonio La Isla, pues en cada uno de ellos, una familia tiene meses de trabajo esperando a ser utilizados por un infante y que le lleve risas y aprendizaje.
En este municipio mexiquense, más de mil artesanos se pusieron a laborar para ayudar a Melchor, Gaspar y Balcázar durante esta temporada, entre sus creaciones destacan casitas de madera, trompos, yoyos y hasta futbolitos.
El llamado de los artesanos es a consumir lo local y permitir que los niños se alejen de las pantallas y los juegos donde sólo necesitan sus pulgares para que echen andar la imaginación pues a través de ella, también aprenden.