Durante seis días, la búsqueda en el Ajusco ha llevado a la localización de restos óseos en una zona inexplorada del Parque Nacional. Las diligencias fueron impulsadas por colectivos de familias que buscan a sus desaparecidos.
Entre ellas, hay quienes esperan encontrar a al menos cuatro personas del Estado de México, cuyos expedientes sugieren que podrían haber terminado en este lugar.

Con estos hallazgos, los familiares exigen que las búsquedas continúen. Advierten que el Estado de México se ha convertido en una fosa clandestina y que, sin esfuerzos constantes, muchas víctimas jamás serán encontradas.
“Estamos demostrando que sí hay personas desaparecidas, localizadas sin vida dentro de los bosques, dentro de los cerros”, señala Elizabeth Machuca, representante del colectivo Flores en el Corazón.
Búsqueda en el Ajusco, un territorio de hallazgos dolorosos
Los colectivos encontraron tres puntos con restos humanos en Tilapa y Jalatlaco. En uno de los casos, los huesos habían sido arrastrados por un animal antes de ser ubicados. Ahora, las familias presionan para que los estudios periciales se realicen con rapidez y puedan confirmar la identidad de las víctimas.
“Traigo cuatro carpetas de este lado”, explica Elizabeth Machuca, quien ha acompañado la búsqueda en el Ajusco. “Estamos ejerciendo presión para que nos den los resultados de periciales lo más pronto posible y que puedan entregarse a sus familias”.
El rastreo, sin embargo, es solo un inicio. Las familias saben que una semana no basta para abarcar todo el territorio y que, si las autoridades no insisten en la búsqueda, muchas víctimas podrían quedar en el abandono.
“Necesitaríamos armar búsquedas cada dos meses, al menos una semana, para peinar todo”, advierte Machuca.
Familias que buscan sin apoyo oficial
Las familias no solo enfrentan la incertidumbre de encontrar a sus seres queridos sin vida, sino que también lidian con la falta de respaldo de instituciones clave.
Aunque la Fiscalía del Estado de México y la Comisión de Búsqueda estatal han colaborado, la Fiscalía de la Ciudad de México no ha brindado apoyo, a pesar de que algunos desaparecidos podrían haber sido llevados a la zona desde la capital.
“Vinieron varias familias de la Ciudad de México a buscar a sus seres queridos, pero de la Fiscalía de allá no hay ningún apoyo”, señala Machuca.
La ausencia de la Comisión Nacional de Búsqueda también ha sido un obstáculo. Aun así, la movilización de colectivos, voluntarios y policías municipales ha permitido que la búsqueda continúe.
El costo de la búsqueda: perderlo todo por encontrar a uno
Cada persona que se suma a la búsqueda deja atrás su vida diaria. Algunos pierden días de trabajo y otros, incluso, enfrentan amenazas si insisten en faltar a sus empleos. Sin embargo, el deseo de encontrar a sus desaparecidos pesa más que cualquier sacrificio.
“Nos cuesta dejar a nuestras familias, nos cuesta nuestros trabajos, muchos están amenazados de que si llegan a faltar, se quedan sin empleo”, comenta Machuca.
Aun así, las familias siguen. Algunas llevan años buscando en morgues, hospitales, cárceles y fosas clandestinas.
La búsqueda en el Ajusco les provoca miedo, pero también esperanza. Cada hallazgo es una posibilidad de dar respuesta a quienes han esperado demasiado tiempo.
“Si no están en periciales, si no están en el Semefo, ¿dónde están?”, pregunta Machuca.
La respuesta, temen, se esconde en estos cerros.