Jorge Hernández
Toluca, México; 2 de mayo de 2023
Nadie le ha preguntado a las candidatas a la gubernatura, la priista Alejandra del Moral y la morenista Delfina Gómez, cuál es su postura respecto a la situación de explotación laboral de los medios de comunicación en el Estado de México.
Quien llegue al poder debería revisar este tema porque hasta hoy, los convenios publicitarios han facilitado el abuso que patrones y dueños de los medios cometen en contra de sus empleados.
No debería otorgarse ningún convenio si la empresa tiene denuncias de abuso contra los empleados. Personajes como la senadora morenista Martha Guerrero ha amenazado a los reporteros amagando que “el cambio ya viene” como si ellos decidieran las políticas editoriales de los medios en los que trabajan. A la senadora, muy bravucona y muy valiente desde cargos públicos y dinero del erario, se le olvida eso. ¿Por qué no dijo que se va a revisar la situación de los periodistas y el abuso que sufren todos los días? No, eso ni siquiera lo puede imaginar.
II
No siempre se ve que los periodistas reclamen sus derechos. Tampoco que se organicen en asambleas o grupos que no se relacionen con el poder. Las que hay en Toluca surgen buscando eso: los beneficios inmediatos que políticos diputados y gobiernos pueden ofrecer a la prensa charra, chayotera o pagada, como les llaman en la calle.
En esta ciudad, en la que se ha practicado por décadas ese tipo de comunicación, era imposible que se viera a los periodistas o a quienes trabajan en medios salir a expresarse. Pero todavía más increíble es que se organicen de manera efectiva para defender sus derechos. Y más, aún, para integrar un sindicato.
Se trata de la Asamblea Tenemos Que Hablar, la cual es una organización a nivel nacional que agrupa ya a unos 70 integrantes y que va sumando a más poco a poco.
Fue fundada en la Ciudad de México por periodistas que comparaban sus propias situaciones y que de pronto se les hizo obvio lo evidente. Que a ellos no los defiende nadie y que nadie hablará por ellos ni articulará nada para contar sus historias.
Los periodistas, no los superestrellas que aparecen en televisión con cuestionables contenidos, sino los que trabajan hasta 14 horas diarias, llegaron a la elemental conclusión de que si ellos no se defienden, entonces nadie lo hará.
Y así, desde un doloroso lugar común, la Asamblea Tenemos Que Hablar ha ido tomando forma. Ahora, el capítulo o la Sección Edomex funciona de manera regular desde enero de este año y con ello busca articular la defensa de los derechos en el Estado de México.
La Asamblea ha realizado un estudio, disponible en su sitio web, en el que descubrió que la mitad de los periodistas en activo gana menos de 10 mil pesos al mes. En realidad, 22 por ciento de quienes encuestó respondió que gana apenas 8 mil pesos mensuales.
También, testimonios de los propios periodistas, emitidos en otros lados, señalan que ninguna de las empresas de comunicación en Toluca ha ajustado los tabuladores salariales que por ley se autorizaron desde 2023.
Así que un grupo de periodistas haya salido a las calles de la ciudad a marchar representa mucho. En la CDMX, otro contingente hizo lo mismo.
La Asamblea representa un hito si se toma en cuenta que su objetivo final es la conformación de un sindicato nacional que asuma la defensa de los periodistas en todo el país.
La articulación de células estatales ha ayudado mucho a que no se centrifiquen los trabajos y así se ha evitado “borrar” a quienes viven en otros lugares.
Encuestas, espacios virtuales en donde se cuentan las experiencias y se denuncia, articulación de una ruta legal de defensa, exigencia a la Secretaría del Trabajo para que audite a empresas y empresarios abusivos es parte de un inmenso programa que más temprano que tarde conseguirá estructurar el sindicato.
Esa será otra historia que deberá considerar el tamiz de “charro” que casi todas esas agrupaciones tienen. Ahora mismo la Asamblea articula comisiones que se encargan de las distintas tareas que deben realizarse.
La Sección Estado de México ha encontrado que el principal obstáculo para que se unan a ella es el miedo. Miedo a represalias como perder el trabajo o no volver a ser contratados por las empresas locales, aunque una de las respuestas es la aparición de medios independientes que apuestan por información libre y además la libertad económica que les permita trabajar otro tipo de periodismo.
No es cosa menor la articulación de la Asamblea Tenemos Que Hablar. Se trata de un ejercicio que requiere inteligencia y valentía porque enseñará, poco a poco, a defender los derechos de los periodistas y a establecer banderas rojas en empresas que maltratan a su personal.
