El 26 de septiembre de 2014, Julio César Mondragón fue localizado desollado en un camino conocido como El Andariego, ubicado a 400 metros del C4 de la ciudad de Iguala, Guerrero. Él fue víctima junto a los 43 normalistas de Ayotzinapa, en lo que se conoce como “La noche de Iguala”.
A nueve años de aquella noche que marcó la Historia de México, para la familia de “El Chilango”, como llamaban a Julio César en la normal Isidro Burgos, la vinculación a proceso de Jesús Murillo Karam, exprocurador General de la República, por formar parte de una organización criminal que basó “La Verdad Histórica” en tortura y desaparición forzada, no cambia nada.
“Para nosotros como familiares de Julio César Mondragón Fontes, no nos quedan claros muchos aspectos. Respecto a la noticias de Murillo Karam, se inicia el proceso por delitos de desaparición forzada y tortura, pero no por coalición de las autoridades y esto es muy importante porque desde ahí se crean las verdades históricas”, comentó Cuitlahuac Mondragón Fontes, tío de Julio César.
La Noche de Iguala para Julio César
La noche del 26 de septiembre de 2014, Julio César salió de las instalaciones de la Normal Isidro Burgos a Iguala, a donde iban a botear pues, por primera vez, la normal Isidro Burgos iba la ser el punto de partida para la marcha del 2 de octubre, lo que intriga a su familia.
Julio César era uno de los normalistas de Ayotzinapa que fueron emboscados, el único mexiquense. Al joven le quitaron el rostro cuando aún estaba vivo, le sacaron los ojos, le provocaron fracturas múltiples en 40 huesos que comprenden cráneo, cara, tórax y columna vertebral.
El cuerpo de Julio César fue encontrado a 400 metros del C4 de Iguala que estaba tomado por el Ejército.
Su celular fue utilizado incluso después de la hora de muerte, pues los expertos argentinos que ayudaron en el caso determinaron que murió a las 12:00 de la noche, la sábana de llamadas revela que al año siguiente fue utilizado para llamar al Campo Militar 1, en la Ciudad de México.
La mentira histórica del caso Ayotzinapa
Al respecto, Cuitlahuac Mondragón, tío de Julio César, señaló que lo que se ha contado sobre La Noche de Iguala es más parecido a una película de terror en la que todas las piezas se acomodan y se garantiza la impunidad.
“La coalición es un delito muy grave en México, nosotros vemos demasiado grave ese asunto porque vamos a seguir con la impunidad y si se supone que estamos en un sexenio donde hay una transformación social, queremos ir al fondo de los hechos”.
Para garantizar la paz social y el acceso de la verdad, consideró Cuitlahuac, es necesario que se cambie la forma de impartir justicia.
“Nosotros buscamos una amnistía social porque no podemos revivir a Julio César, unas fuerzas criminarles terminaron con su vida. Tenemos un comunicado el cual, en lugar de darnos avances sobre la investigación, avances serios, probables y probados, nuevamente lo criminalizan”.
En las últimas versiones de La Noche de Iguala, a Julio César Mondragón Fontes se le presenta como un agente del extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), y ahí justifican la saña con la que fue asesinado.
Pero al Chilango ya lo habían criminalizado. En reportes anteriores incluso se le ha señalado como líder del Cártel de los Rojos, que operaba en Iguala.
Para su familia, nada estaba más alejado de la verdad. Julio César apenas llevaba un mes en Ayotzinapa.
Pero de la verdad, de quién lo mató, porqué, porqué así… Nada saben.
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No se aclara la verdad
Por ello para la familia Mondragón Fontes el proceso contra Murillo Karam no los acerca a la verdad, por ello siguen en pie de lucha.
Exigen que la verdad sobre Julio César, las otras víctimas que sí están enterradas con una lápida con su nombre y los 43 normalistas que no aparecen, se revele y haya justicia.
“Están construyendo la nueva versión de la verdad histórica… Se ha observado claramente que hay indicaciones de no tocar al Ejército y decir que fue un grupo delictivo local”, apunto Cuitlahuac Mondragón.
En ese sentido, consideró que el caso en contra de Jesús Murillo Karam en realidad es sólo un distractor que carece de fundamento y sobre todo intención de esclarecer el caso.
“Hay insistencia en la nueva versión de una verdad histórica que se está cocinando”, finalizó.