En sus anaqueles, todos reciclados, se esconden los misterios de la humanidad, miles de libros se apilan entre ellos, quienes llegan al Bazar de Libros Álvarez, en Toluca, sale con ejemplares que debían llegar a sus manos.
El negocio comenzó con una librería que fundó el padre de Héctor Hugo Álvarez, quien en ese momento se dedicaba a la industria.
En búsqueda de un trabajo más tranquilo, Héctor decidió unirse al negocio familiar y al poco tiempo, abriría sus propios bazares. Ahora cuenta con cinco en la capital mexiquense, pero el ubicado en la calle de Instituto Literario casi esquina con Pino Suárez, es el más longevo.
“La gente no viene de escuelas, vienen cronistas, vienen escritores vienen historiadores, vienen bibliófilos, o sea, vienen personas que de veras les gusta la lectura, vienen por algo en específico, se quedan aquí las horas, ves un reguero aquí de libros porque a diario está llegando material también, muchas veces me los quieren donar, no acepto donaciones porque, al final de cuentas, hay una ganancia”.
En una época en la el hábito de lectura ha descendido de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), vender libros a bajo costo, es un acto “revolucionario”.
De acuerdo con el Módulo sobre Lectura del Inegi, en 2023 menos personas adultas dedican tiempo a la lectura. En promedio, la población adulta leyó 3.4 libros en el último año, aunque sólo 27.1% comprende todo del material que lee.
Pero ese dato estadístico motiva a Héctor y sus bazares de libros. En ellos, libros de novelas, de poesía, esotéricos, de Filosofía, Medicina, Derecho y hasta Códices.
Sus clientes y él mismo están convencidos de que más que un negocio, se han convertido en un lugar familiar para los clientes asiduos, quienes llegan e intercambian libros por otros ejemplares o por dinero.
Los precios son variados, influyen factores como la antigüedad, la edición, el estado del ejemplar y hasta su contenido, pero algunos son de 3 pesos, otros más, conforme a su valor, rebasan los miles de pesos. Aquí llega de todo.
“Apenas antier se vendió una primera edición de Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad, Editorial Sudamericana, editado en 1967; no es el más raro, me llegó uno de 1600 y algo, grabados, no recuerdo el tema, la verdad, se lo quedó un profesor de la UNAM para dar clases de la simbología que existía en aquél tiempo”.
Pero el misticismo del bazar no sólo lo disfrutan sus clientes, también quienes trabajar para acomodar los libros, clasificarlos y hacer que nutran nuevas almas.
Para Andrea Carrillo, el simple hecho de poder estar rodeada de conocimiento y contribuir a que otros se enganchen con la lectura, es satisfacción suficiente.
“Es el trabajo que más me ha gustado, uno que, si en algún momento lo llego a dejar, voy a llorar porque desde niña, mis padres me inculcaron la lectura y es muy bonito y fascinante, mi autor favorito es Dostoyevski, porque me fascina su modo de escritura y de lectura; y pues, agradezco mucho el trabajo que hoy tengo porque son libros, es como un hogar para mí”.
Durante 20 años, Héctor ha buscado hacer llegar el conocimiento a distintas mentes, por lo que son ya cinco las librerías en Toluca en las que vende y compra libros usados con la finalidad de rescatarlos de la basura y permitirles continuar llenando de letras las mentes de los curiosos que se siente atraídos por el biblichor.
Este 2023, revelan datos del INEGI, 68.5% de la población de 18 años y más se considera lectora, el porcentaje más bajo de los últimos siete años, por lo que los bazares atraviesan crisis de ventas, pero no de espíritu.
Héctor asegura que mientras haya un cliente asiduo, sus puertas seguirán abiertas.