Mirar el cielo y no poder observar más que una decena de estrellas y constelaciones como el Cinturón de Orión, La Osa Mayor o planetas como Marte, no es lo normal. Una vez que las personas se alejan de las ciudades, miles de luceros aparecen en el firmamento. Esto es consecuencia de la contaminación lumínica que ya no es exclusiva de las zonas urbanas y nos afecta más de lo que percibimos.
De acuerdo con un estudio público en la revista Science, entre 2011 y 2022 el también llamado Skyglow aumentó 10% por año, es decir, en una ciudad donde se veían 250 estrellas, con el comportamiento de la última década, en 18 años se verán menos de 100.
Actualmente, México es uno de los países con más alto índice de contaminación lumínica. Si bien la Ciudad de México ocupa el primer lugar a nivel nacional, le siguen muy de cerca Ecatepec y Toluca.
Selín Alejandro González Palomino, presidente de la Asociación Astronómica del Valle de Toluca, señaló que este tipo de polución no es por prender las luces, sino porque éstas están mal dirigidas y sí, son todas las luces que se prenden las qué hay que ajustar.
“Ya sean las del alumbrado público, las que alumbran edificios importantes de la ciudad e incluso nuestras propias que dan hacia el jardín. Todo eso, toda esa iluminación que no está bien dirigida la vamos a considerar como una contaminación lumínica, la luz se disipa en todas direcciones y ese es el error”.
¿Me afecta la contaminación lumínica?
Pero no sólo se trata de no poder apreciar los fenómenos astronómicos o las estrellas. La contaminación lumínica también genera alteraciones en los ciclos de sueño en los seres vivos, estrés y fatiga.
La sobreiluminación nocturna en los insectos y otras muchas especies animales, como murciélagos o aves, irrumpe su reloj interno y altera sus hábitos de alimentación y reproducción.
“Hay animales que necesitan la oscuridad para evitar ser cazados y hay otras que la necesitan para cazar. Incluso las plantas sufren este estrés por la sobreestimulación”.
Mientras que, para los humanos, la oscuridad de la noche permite la generación de melatonina que regenera las células corporales. La presencia de luz impide su segregación, dificulta la recuperación celular, y puede desembocar en la presencia de graves enfermedades como depresión, cansancio y perturbación en el ritmo circadiano.
De acuerdo a algunos estudios, la luz artificial por la noche aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama y obesidad.
¿Tiene solución?
En el Edomex, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es la encargada de evitar la contaminación lumínica que pueda dañar el equilibrio ecológico, de acuerdo con los estipulados el artículo 2.8 del Código para la Biodiversidad del Estado de México.
Sin embargo, pese a que en el papel está regulado, hay zonas en las que se rebasan los niveles permitidos, de esto quedan fuera los aeropuertos, inmuebles que estén relacionados con la seguridad o servicio militar, además de zonas en las que la iluminación incida en la seguridad; en estos puntos, se concede una excepción legal.
Es por ello que desde la Asociación Astronómica del Valle de Toluca se propone que, además de sólo iluminar las zonas que realmente lo necesitan con una luz artificial dirigida correctamente, se pueden encontrar programar todos los sistemas de luz para que se prendan y apaguen automáticamente cuando la luz natural así lo amerite.
“Nosotros siempre exhortamos a nuestras autoridades -a las que están interesadas- a que manden la luz pública hacia los sitios que corresponden, ya lo están haciendo, ahora hay que mostrarles de qué color debe ser el alumbrado. Casi todos lo están mandando a LED por ahorro de energía, eso es algo muy bueno, desde luego queremos ahorrar energía, los gastos públicos son muy grandes”, comentó el presidente de la Asociación Astronómica del Valle de Toluca.
Los colores recomendados para la iluminación nocturna que podría disminuir la contaminación lumínica son los cálidos, entre anaranjado y rojo, ya que permite que los seres vivos tengan ciclos de descanso.
Si bien el trabajo es intenso y la contaminación lumínica es uno de los problemas medioambientales más ignorados, se puede contribuir desde casa para la disminución de este fenómeno.
Texto: Ximena García.
Fotos: Jesús Mejía