La madrugada del Día de Reyes en Toluca, caracterizada por sus bajas temperaturas, se llenó de calidez gracias a un gesto solidario frente al Hospital para el Niño.
Familias que enfrentan largas noches esperando noticias de sus hijos hospitalizados recibieron juguetes, comida caliente y palabras de esperanza en una jornada marcada por la empatía.
Chuchito, una sonrisa frente a la adversidad
Entre los beneficiados estaba Chuchito, un niño de dos años que aguardaba con sus padres noticias de su hermanito de tres meses, internado por neumonía. Con un juguete en las manos, Chuchito mostraba una sonrisa que desafiaba el frío.
Sus padres, quienes duermen a las afueras del hospital para ahorrar cada peso en medicamentos y alimentos, improvisan refugios con cobijas y cartones para soportar las bajas temperaturas.
“Es muy difícil estar aquí, pero este gesto nos da fuerzas para seguir adelante”, comentó la madre de Chuchito mientras sostenía un vaso de atole.
El padre del pequeño agregó emocionado: “Todo lo gastamos en medicinas. Ver a Chuchito tan feliz con su juguete nos llena de esperanza”.
Policías y asociaciones se unen para apoyar en Día de Reyes
La iniciativa fue impulsada por policías municipales, asociaciones civiles y ciudadanos que se organizaron para brindar apoyo a estas familias. Desde las primeras horas, se repartieron juguetes, roscas, pan, atole y ponche.
Una de las ollas de atole fue aportada por los propios policías, quienes buscaron aliviar un poco las condiciones extremas que enfrentan los padres.
“El uniforme no solo es para proteger, también para ayudar. Organizamos una colecta para traer pan y atole. Es lo mínimo que podemos hacer por ellos”, mencionó uno de los oficiales que participó en la entrega.
Familias vulnerables ante las bajas temperaturas
El Hospital para el Niño atiende a menores de todo el Estado de México, lo que obliga a muchas familias a trasladarse desde municipios lejanos. Sin recursos para hospedarse, pasan las noches a la intemperie, utilizando lonas, hules y cartones como refugio.
Aquellos con suerte pueden instalar casas de campaña, pero no todos tienen acceso a ellas.
Estos gestos solidarios no solo alivian las carencias materiales, sino que también envían un mensaje de empatía y esperanza. La sonrisa de Chuchito y la de otros pequeños beneficiados se convirtieron en un recordatorio del poder de la comunidad para marcar la diferencia, incluso en las circunstancias más adversas.
