Con una máscara, un machete y un silbato, la personificación de Judas Iscariote recorre las calles de San Pablo Autopan para buscar a Jesús y traicionarlo entregándolo a los romanos. El sonido del machete es un llamado para los vecinos, salen a espantarse, a combatir el mal y divertirse en Semana Santa.
Para Luis, encarnar a Judas no es solo un papel en una obra teatral, es una oportunidad para fortalecer su fe y redimir sus pecados. Esta tradición, que se remonta a más de 50 años, es llevada a cabo por las diferentes mayordomías del pueblo, quienes se turnan para personificar al apóstol traidor. Se realizan seis representaciones diarias, tres por la mañana y tres por la tarde, cada una a cargo de un vecino distinto durante los días de Semana Santa, hasta el Jueves.
Para el joven de 15 años, participar como Judas es también una forma de expiar sus pecados, pues requiere un esfuerzo físico y espiritual correr durante horas. Incluso, se prepara mentalmente para recibir algunos latigazos por parte de quienes representan a los romanos.
El recorrido de Judas por las calles no solo atrae a los más pequeños, sino que también fomenta el sentido de comunidad entre los vecinos. Los niños salen de sus hogares para seguir al personaje, riendo y disfrutando del espectáculo. Para muchos, estas tradiciones son una oportunidad para reunirse y fortalecer los lazos vecinales.
Además, aprovecha la concurrencia en distintos negocios para hacer bromas y asustar a los más chicos con la intención de que teman a los traidores.
Preservan tradiciones de Semana Santa
En un contexto de urbanización acelerada, las comunidades como San Pablo Autopan luchan por mantener vivas sus tradiciones ancestrales. Para Luis, de tan solo 15 años, participar en esta representación por segundo año consecutivo es una manera de preservar las costumbres de su pueblo y honrar su identidad católica.
En conclusión, las representaciones de Judas Iscariote durante la Semana Santa no solo son una expresión de fe, sino también un vínculo que une a las generaciones y fortalece el tejido social en comunidades como San Pablo Autopan.