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Texcapilla: un año después de la resistencia

El aire frío de la mañana en Texcapilla, comunidad del municipio de Texcaltitlán, estaba cargado de emociones contenidas. Era un día especial, marcado por el recuerdo de aquellos que se sacrificaron para liberar a su gente del yugo del crimen organizado.

Hace exactamente un año, los habitantes de este rincón mexiquense enfrentaron a La Familia Michoacana en un acto de valentía que cobró la vida de cuatro vecinos: Noé, Jorge, Emigdio y Rodolfo. Hoy, sus nombres resuenan como los de héroes, figuras que dieron todo para proteger a su comunidad.

A las 8:00 de la mañana, una misa en el centro de Texcapilla marcó el inicio de la jornada conmemorativa. A escasos 200 metros del lugar donde ocurrió la tragedia, los vecinos se congregaron en la cancha de fútbol, que fue escenario del enfrentamiento.

Ahora, el espacio luce un pasto sintético que, aunque nuevo, no borra las cicatrices de aquel día.

En el altar improvisado, una placa conmemorativa se colocó en honor a los cuatro hombres que perdieron la vida. Globos, flores y fotografías acompañaron la ceremonia mientras la voz del sacerdote resonaba entre los asistentes.

“Que nos libre de tanta tristeza, tanta desesperación, tantos desaparecidos”, pronunció el párroco.

Las plegarias se extendieron no solo para Texcapilla, sino también para comunidades vecinas como Almoloya y Nueva Santa María, también afectadas por la violencia.

“Te rogamos por la justicia y la paz para Texcapilla, para que vivan tranquilos”, agregó, seguido por un unísono “¡te rogamos, óyenos!” de la comunidad.

La memoria de los héroes

Entre los asistentes estaba la esposa de Emigdio, uno de los campesinos caídos. Aunque la tristeza aún pesa, su voz denotaba orgullo al hablar de su pareja.

“Son héroes. Son recuerdos tristes. Yo me fui a (la Ciudad de) México desde que pasaron los hechos, desde que perdí a mi pareja. No tenemos por qué escondernos, somos gente pacífica. Lo que pasó fue porque nos defendimos”, expresó mientras sostenía una fotografía de Emigdio.

El homenaje continuó en la comunidad de Nueva Santa María, donde se ofició una segunda misa a las 11:00 horas. De este lugar, era uno de los delegados asesinados durante la rebelión.

Después de la ceremonia religiosa, vecinos montaron a caballo y recorrieron 2.2 kilómetros hasta la cancha de Texcapilla, custodiados por elementos del Ejército, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad del Estado de México.

Portaban dos coronas de flores, globos y más fotografías de los fallecidos. La cabalgata inició a las 12:30 horas y reunió a alrededor de 500 personas, incluyendo habitantes de comunidades cercanas como Palo Amarillo, Palmillas y El Salto.

Reclamos y resistencia

Durante el recorrido, los vecinos denunciaron la falta de apoyo por parte del gobierno municipal y estatal. Acusaron que el ayuntamiento está coludido con el crimen organizado, ya que desde las oficinas locales se filtraron datos sobre las propiedades de los campesinos, información que permitió a La Familia Michoacana extorsionarlos con “derechos de piso” específicos.

“Nos han dejado solos”, reclamaron con firmeza.

La ausencia de representantes del gobierno estatal fue notable. Aunque los pobladores esperaban su presencia, las autoridades no acudieron.

Sin embargo, los habitantes reconocieron que la conmemoración de este año marcó un cambio significativo.

Hace un año, el miedo los paralizó y pocos se atrevieron a despedir públicamente a los cuatro caídos. Esta vez, decidieron honrar sus vidas con valentía y unión.

Un símbolo de resistencia y esperanza

En la cancha de fútbol, escenario del enfrentamiento, se vivieron momentos de profunda reflexión. Los asistentes compartieron alimentos, lloraron y afirmaron su compromiso de mantener viva la memoria de los héroes.

“La cancha debe ser más que un lugar de recuerdo. Debe ser un símbolo de resistencia y unión, donde los niños puedan crecer libres”, señalaron.

Aunque las heridas aún no sanan del todo, la comunidad de Texcapilla dejó claro que no se rendirá. La rebelión de hace un año no solo marcó un acto de defensa, sino el inicio de una lucha por la paz y la dignidad en su tierra.

Los cuatro caídos sacrificaron todo para que su gente pudiera vivir sin miedo, y ese sacrificio sigue siendo una guía para quienes enfrentan día a día las amenazas del crimen organizado.

Texcapilla continúa en resistencia, con la esperanza de que un día la justicia y la paz lleguen para quedarse.

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