Vivir en silencio no es sinónimo de hacerlo sin comunicarse; sin embargo, no siempre encontrar la forma de conectar con el entorno, con la familia, es sencillo. Así le pasó a Tania Abril, quien perdió el oído debido a meningoencefalitis que contrajo cuando tenía 10 meses de edad lo que le dejó como consecuencia una hipoacusia profunda.
Aprender a comunicarse con su hija no fue sencillo para María Elena, fue con el paso de los años que comprendió que en el silencio las emociones también emanan, que las necesidades se expresan y se deben atender.
“Es muy difícil para la sociedad integrarse, ya sea a la escuela, a la comunidad, en las escuelas no hay personas con esa, con ese estudio o que sepan lengua de señas, muy pocas personas la manejan y en los CAM hay, pero es muy leve la enseñanza que nos dan, la Lengua de Señas Mexicana es como nosotros, es universal pero no todos lo manejamos”.
Para Tania y su mamá, aprender poco a poco cómo comunicarse ha sido la clave para entender cómo ve la vida la joven de 24 años, sus sueños y aspiraciones.
“Ella me comenta que es muy difícil cuando ella quiere jugar o cuando quiere ella bailar, no le entienden”.
Tania sueña con diseñar un largo vestido de lentejuelas y ser bailarina, pues aunque la melodía no la percibe como una persona con el oído funcionando completamente, sí siente las vibraciones y su cuerpo reacciona a cada una de ellas.
Comunicarse, para Tania, es aún un reto, pues poco a poco ha ido añadiendo palabras a su repertorio en la Lengua de Señas mexicana, pero la inclusión en espacios educativos y esferas sociales, no le es sencillo.
Si bien actualmente los Centros de Atención Múltiple, incluso la Secretaría de las Mujeres en el Edomex y diversas asociaciones civiles se encargan de enseñar Lengua de Señas Mexicana, la difusión es insuficiente o se centra en las ciudades por lo que el llamado es a enseñar esta forma de lenguaje en las escuelas de nivel básico para que la inclusión pueda darse también para las personas sordas en todas las esferas sociales.
