Las palas comenzaron a cavar en una tumba con una cruz oxidada y un peluche de Bugs Bunny, pero sin nombre. El Sol irradiaba furia, la tierra se elevaba con cada movimiento de los trabajadores del Panteón Municipal de Toluca y de la Fiscalía General de Justicia. Estaban desenterrando a Flor, a Florecita, una menor de apenas unos días de nacida que fue encontrada muerta en las calles de Toluca en 2022.
Su nombre, Florecita, fue otorgado para que no permaneciera enterrada en la zona de Hospital, como se conoce a la fosa común, sin distintivo alguno.
Pese a que aún faltaban un par de horas para el mediodía, el calor hacía sentir que el tiempo no valía. Tras apenas unos minutos cavando, el ataúd blanco se asomó. Lo abrieron y el olor del tiempo ahí se hizo presente.
En el lugar, la activista Frida Guerrera, personal de la FGJEM y de la Comisión de Derechos Humanos permanecían atentos a cada movimiento. El cuerpo fue exhumado para darle una sepultura digna.
Cuando el ataúd emplayado fue abierto, una bolsa roja semitransparente con una ficha se asomaban, verificaron que era ella, Florecita, quien se presume fue víctima de muerte de cuna -aunque las investigaciones continúan-, pero abandonada a su suerte el 29 de octubre de 2022 en una caja que permaneció varias horas inadvertidas en las calles de la colonia Valle Verde de la capital mexiquense.
El rescate de Florecita y los bebés sin nombre asesinados
Acompañada de personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la activista Frida Guerrera logró la exhumación de los restos de Florecita para poder darles una sepultura digna, pues estaba en la fosa común.
Desde que inició la pandemia de covid19, la violencia contra los y las menores aumentó, por lo que la asociación Siguiendo tus Huellas ha dado seguimiento a nueve casos, entre ellos el de Florecita, quien fue abandonada en la calle Gumersindo Enríquez.
Ese día, la pequeña de apenas unos días de nacida tenía un gorro rosa con una flor estampada al frente, vestía chamarra verde agua con botones blancos con un oso estampado en el lado derecho, pantalón tipo mallón azul con vivos en blanco y tines blancos con vivos en color gris.
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Pero ella es una de nueve rostros de la violencia que arrebata vidas dentro de los hogares.
“No son niños robados o desaparecidos porque habría fichas y no hay, no hay coincidencias, obviamente son bebés lastimados dentro de sus hogares donde supuestamente vivimos todos tranquilos; bebés totalmente vulnerados porque no se pueden defender, son chiquititos que dependen completamente de estas familias”, comentó Frida Guerrera.
De los nueve bebés localizados en las calles de distintos municipios como Chimalhuacán, Toluca, Nezahualcóyotl, Huehuetoca y Texcoco; que fueron víctimas de homicidio, siete no han sido identificados y en el caso de los dos que ya saben quiénes fueron sus padres, en los de Lupita -mejor conocida como Calcetitas Rojas- y César, ya hay sentencias condenatorias en contra de sus progenitores.
“A siete familias les falta un bebé y nadie los relama, nosotros sí creemos que la apatía social, esta descomposición que se ha generado dentro de las mismas familias, la falta de valores, la falta de respeto, genera que los bebés lloren y sean asesinados o si se tiene ahí a la bebé, por el hecho de que es suya, se puede violar y tirar a un barranco”.
Es por ello que son hallados sin nombre, sin rastro de una familia que les llore y, también, justamente eso es lo que motiva a sacarlos de las fosas comunes y darles un espacio digno.
En ese sentido, Frida Guerrera dio a conocer que los restos de Love, Florecita, Miguel, Ángel, Estrella y dos bebés más descansarán en en el panteón municipal de Naucalpan en tanto se logra la identificación de sus familiares, por lo que la Fiscalía mexiquense ya emitió fichas de búsqueda.
Menores asesinados en Edomex
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) reveló que de enero de 2015 a abril de 2023 fueron asesinados 970 menores de edad, 121 son casos de feminicidios.
Durante 2020, fueron víctimas de feminicidio 21 menores.
La asociación Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe reconoció que la violencia que se vive en las calles ha permeado en los hogares por lo que el riesgo más grande se vive justamente dentro del núcleo familiar, cobijado por la impunidad.