A 16 días de que nueve personas fueran asesinadas, los locatarios de las naves H y K de la Central de Abasto de Toluca se reunieron para dedicarles un rosario.
A 30 metros de donde las cenizas aún permanecen -en la zona conocida como La Isla-, poco a poco los condóminos, comerciantes y clientes se fueron juntando en torno a un pequeño altar improvisado, adornado con flores, globos y dos veladoras.
La imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos vestida de azul y oro fue el elemento central del Rosario que le dedicaron a Pilar, Lourdes, Benito, Alexander, Cristian y Areli, quienes eran originarios de Ixtlahuaca.
También se la dedicaron a Beatriz, de 18 años, quien vivía en San Mateo Otzacatipan y dos adultos mayores, Gerardo y Olivia, quienes pernoctaban también en la Isla.
En el lugar de los hechos el olor a quemado, a verduras podridas, a comida y carne cruda se mezcla con la algarabía del mercado. Las moscas aún revolotean sobre el carbón y las cenizas. Lo único vivo que posa sobre La Isla.
“Vinimos a rezar por el descanso de los difuntos, no se merecían morir así”, comentó Paulina, compradora regular de las naves H y K, quien reconoció que la necesidad reactivó a la Central de Abasto tras la masacre que ahí se vivió.
En el lugar donde fueron atacadas 10 personas, de las cuales nueve murieron, los comerciantes, cargadores y clientes pasan sin más. Algunos dedican una mirada a la zona cero, no más.
Se han habituado a los olores y a la imagen negruzca de aproximadamente 10 metros cuadrados, pero sus marchantes no. Ellos evitan regresar a la escena del crimen.
“La gente no viene, tiene temor a que le llegue a pasar algo, esa es la realidad. Sí han bajado mucho las ventas, de por sí ya estaban algo flojas. De hecho tengo unas clientas que venían, unas familias, ya no vienen. Sí vienen a comprar a la central, pero esta zona no la visitan”, reconoció Daniel, quien vende fresas justo frente al lugar de la masacre.
Lo mismo se venden, o se intentan vender, pollo, verduras, piernas de cerdo, abarrotes, comida preparada, alrededor de La Isla. Intentan porque son más cargadores pasando por la zona que compradores.
Entre los huacales derretidos, los tanques de gas, las lechugas medio chamuscadas, los pedazos de madera convertidos en carbón, las flores frescas, la cera derretida y el olor a muerte, resalta una llama que parece luchar por permanecer prendida y una oración:
“Señor Jesús, eres nuestra paz, mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren, da acierto a las decisiones de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, dales el don de la conversión.
Protege a nuestras familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades que, como discípulos y misioneros tuyos, ciudadanos responsables sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que, en ti, nuestro pueblo tenga vida digna…
María, reina de la paz, ruega por nosotros”.
Refuerzan seguridad en la Central de Abasto
Aunque la Guardia Nacional y la Policía Estatal del Edomex patrullan por las naves, en las calles maltrechas de la Central de Abasto de Toluca, la percepción de inseguridad no cambia.
Los mismos comerciantes reconocen que las ventas han caído 70% y no saben cómo recuperarse del golpe que significó el asesinato de nueve personas, entre ellas tres niños, presuntamente orquestado por el presidente de la Mesa Directiva.
Aunque ya hay nueve vinculados a proceso por el multihomicidio, los autores materiales continúan prófugos.
La exigencia de justicia por las víctimas y por las familias que ya no juntan para completar sus ingresos es constante, pero en silencio. El olor a muerte y miedo se respira y transpira en la Central de Abasto.
✍🏽 Ximena García